domingo, 2 de noviembre de 2014

La cocina de la bruja

Este es el aspecto que tenía la clase cuando llegamos el Viernes.

Entramos algo sigilosos, pero enseguida comprendimos lo que había pasado. 





Winnie, la amiga de la seño había pintado nuestro marae de negro y la enorme araña que había estado toda la semana sobre el hombro de la seño, había tejido una gran telaraña.

En la puerta de la casa, había una flor, eso nos hacía pensar que se la había caído a alguien y estábamos segur@s de que Catrina también había estado allí. 

Lo que no podíamos imaginar es que estaba aún en la casa. Al escuchar nuestras voces salió y parecía algo enfadada.
Alguien había entrado en su cocina sin pedir permiso y lo había dejado todo desordenado.

¿Has sido tú?
¿O tú?
¿O tal vez tú?
Catrina estaba cada vez más enfadada porque además debido al desastre que había en su cocina no había podido desayunar. Para que no tuviésemos dudas de lo que nos contaba nos enseñó como había quedado su cocina.

Justo cuando nos había terminado de enseñar todo ese desorden, escuchamos un ruido dentro de las casa. Catrina entró inmediatamente para saber de quien se trataba.

El monstruo de colores ya se encontraba mucho mejor gracias a Catrina, porque por fin había ordenado todas sus emociones.
Ahora estaba de color rosa, tod@s hemos coincidido en que es el color del amor, cuando sientes amor dan ganas de dar besos y abrazos.


Como el monstruo de colores ya sabe ordenar las emociones, trata de enseñarles a la bruja Catrina y a la bruja Raquelita a contar hasta 10, para que así se tranquilicen y pierdan el color rojo.



Con nuestra ayuda y la del monstruo, Catrina lo consigue rápidamente.



Biennnnnn, ya lo ha conseguido, ahora estamos seguros de que no volverá a enfadarse.
Sin embargo la bruja Raquelita no lo ha conseguido, eso es porque en su ropa hay mucho color rojo. Sus flores, sus medias, sus zapatos, todo es rojo y así la rabia se apodera de ella. 
Hay que buscar una solución para que pueda contar hasta 10.
Tras varias ideas, damos con la solución, si tapamos el color rojo con otro color ya no tendrá rabia, así es que decidimos poner el color rosa del amor y cambiamos su capa morada por una rosa que la pueda cubrir y así consiguió sentirse mejor y contar hasta 10.
 Bueno, pues ahora que todo está en orden, Catrina quiere comprobar si su cocina también lo está , porque además sigue muerta de hambre.

Por fin ha podido tomar el desayuno y dejar toda la cocina recogida para preparar toda la comida, ya que ella es la cocinera de la fiesta.


El monstruo de colores se encuentra muy bien con nosotr@s pero se tiene que marchar para ir preparando su traje amarillo para la fiesta, se colocará el mas alegre.

Antes de irse nos da muchos besos y abrazos.
¡¡¡¡Adiós amigo¡¡¡¡
La bruja Catrina nos propone que le ayudemos a preparar la comida para la fiesta pero antes nos enseña algunos pasos para el baile.


Estos son los ingredientes para la receta





La bruja Catrina estaba muy agradecida por la ayuda que le habíamos prestado.
En agradecimiento, preparó una última pócima en la que fue poniendo algunos de los ingredientes que nos había dejado el monstruo de colores.

Un poco de brillo del sol para estar alegres, la suavidad de la lluvia no la ponemos en el caldero porque no queremos estar tristes, la rabia del fuego tampoco, ni los miedos, pero si ponemos la calma de las hojas al viento.
ABRACADABRA  PATA DE CABRA
Sorprendente, del caldero han salido unos preciosos anillos en forma de calabaza.






Para la seño también tiene un regalo, nada más y nada menos, que un gato negro como el de Winnie.

Hemos estado encantad@s con la visita de Catrina.
Antes de marcharse, la seño nos desvela que todo esto ha sido uno de sus hechizos, la bruja Catrina realmente es Carmen, la mamá de Javier Villegas.

Queremos dar las gracias a Carmen y a Celes ( el monstruo de colores) por hacernos pasar un día tan divertido. También queremos dar las gracias a Sonia de la editorial Macmillan por facilitarnos este mágico cuento.
Nos despedimos de la fiesta de las brujas con la imagen de la última transformación de la seño donde nos sorprendieron sus grandes orejas puntiagudas.

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